El Grito del Árbol: ¿Existe el Ruido si Nadie lo Escucha?
La pregunta de si un árbol que cae en el bosque hace ruido si no hay nadie alrededor es más que una simple curiosidad. Es un provocador experimento mental que nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de la observación, la realidad y el conocimiento.
Desde que el filósofo empirista George Berkeley planteara la idea de que “ser es percibir y ser percibido” en el siglo XIX, las implicaciones de esta pregunta han resonado en tratados filosóficos, conversaciones cotidianas y debates en línea.
El Ruido como Interpretación
La respuesta a la pregunta del árbol es que no, un árbol no hace ruido si no hay ningún observador alrededor. Para que se produzca el ruido se necesitan tres elementos esenciales:
- Un acontecimiento que lo origine : En este caso, la caída del árbol.
- Un medio que lo transmita : El aire, que lleva las ondas sonoras.
- Una entidad capaz de escuchar : Un ser vivo con un sistema auditivo que interprete las ondas sonoras como ruido.
El ruido no es una entidad física, sino una interpretación del cerebro a partir de las señales recibidas por el oído. Por lo tanto, si no hay oídos, no hay ruido.
La Observación como Creadora de la Realidad
Este experimento mental nos lleva a la conclusión de que un acontecimiento que no es observado por nadie no tiene ningún efecto en el presente ni en el futuro. Es como si nunca hubiera pasado. Solo la observación de un acontecimiento lo hace existir.
Esta idea cobra mayor relevancia en el entorno digital, donde la información fluye constantemente a través de diferentes plataformas y dispositivos. Nuestra percepción de la realidad se forma a partir de la suma de todos los impactos informativos que recibimos.
La Tecnología como Extensión de la Observación
Las tecnologías, desde la radio hasta las redes sociales, son extensiones de nuestras capacidades. Amplían nuestra capacidad de observar y por lo tanto, la cantidad de acontecimientos que podemos percibir aumenta.
Sin embargo, las tecnologías no son neutrales. Las limitaciones de cada tecnología, más allá de la intencionalidad de su uso, influyen en nuestra percepción de la realidad.
Por ejemplo, en una situación de disturbios, una cámara puede enfocar a los manifestantes siendo golpeados por la policía, o puede enfocar a la policía bajo una lluvia de objetos. Los mismos hechos pueden crear distintas realidades.
El Poder del Objetivo: El Efecto de la Cámara
La observación de la realidad la hace existir, por lo tanto, la presencia de una cámara en el centro de la acción tiene un impacto significativo. La excitación de los candidatos en un mitin cuando la televisión está presente, la impostación de los fans que gritan "Viva los reyes" cuando las cámaras de Tele 5 están encendidas, o la desaparición de Arcadi Alibés entre la multitud culé en Canaletes, son ejemplos de cómo la observación influye en el comportamiento.
El Móvil: El Creador de Realidades
Pero la tecnología que realmente ha revolucionado nuestra capacidad de observar y crear realidades es el móvil. El móvil nos convierte a la vez en acontecimiento, medio de transmisión y observador.
Un selfie nos convierte en el árbol, la red es el aire por donde se propaga el ruido, y el selfie solo existe porque alguien más lo observa.
El móvil es el gran creador de acontecimientos que, de no ser grabados y compartidos, no habrían existido nunca. Divide un acontecimiento en tantos microeventos como observadores hay, y cada observación crea una realidad particular.
La No Neutralidad del Móvil
El móvil, como cualquier tecnología, no es neutral. Las decisiones que tomamos al grabar, compartir, elegir redes sociales, dar "me gusta" o seguir a alguien, son microdecisiones que, en conjunto, pueden tener un impacto tan grande como la información sesgada de la televisión.
El Bosque y los Árboles
Es importante recordar que la observación, la tecnología y las redes sociales influyen en nuestra construcción de la realidad. Debemos ser conscientes de estas influencias para no perder de vista el bosque por los árboles.
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