La baja del árbol: zaqueo y el significado de la humildad

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La historia de Zaqueo en el Evangelio de Lucas (19, 1-10) nos ofrece una profunda reflexión sobre la humildad, la búsqueda de la verdad y la transformación personal. En ella encontramos un personaje que, a pesar de su posición social y su pasado, se abre a la posibilidad de un encuentro transformador con Jesús.

Índice
  1. Qué significado le damos a la baja estatura de Zaqueo
  2. Qué enseñanza nos deja la historia de Zaqueo
  3. Tres hermosas actitudes de Zaqueo

Qué significado le damos a la baja estatura de Zaqueo

Zaqueo era un jefe de publicanos, un recaudador de impuestos para el Imperio romano, una figura despreciada por la sociedad por su asociación con el poder opresor. Era un hombre de posición social, pero también marginado por la sociedad, viviendo aislado y fuera de la convivencia “normal”.

La baja estatura de Zaqueo, sin embargo, no se refiere únicamente a su tamaño físico. Es una metáfora que habla de su condición humana, de su pequeñez frente a Dios y frente a la verdad. Zaqueo era un hombre que buscaba, que evolucionó en la vida. Su anhelo por ver a Jesús, por descubrir quién era, lo llevó a subir a un árbol, a la higuera, un símbolo de Israel, del poder, de la sabiduría, pero también de la limitación humana.

En el árbol, Zaqueo se encuentra con Jesús, quien, en un gesto significativo, le mira de abajo arriba. Esta mirada de Jesús desafía la visión desde arriba, la mirada de poder y de superioridad. Es una mirada de compasión, de reconocimiento, de inclusión.

Qué enseñanza nos deja la historia de Zaqueo

La historia de Zaqueo nos recuerda que la humildad es un camino hacia la transformación. Zaqueo, a pesar de su riqueza y poder, se humilla al reconocer su necesidad de Jesús, a aceptar su pecado y a buscar la redención. Baja del árbol, de la posición de poder, para encontrarse con Jesús, para recibirlo en su casa.

La salvación que Jesús trae a la casa de Zaqueo es radical. Es un "hoy" que no se posterga, un cambio inmediato en la vida del hombre. Zaqueo, con alegría y sin vacilación, deja atrás su viejo oficio, reconoce la justicia y reparte sus bienes. Es un cambio total, una transformación en su manera de vivir y de relacionarse con el entorno.

La historia de Zaqueo nos invita a reflexionar sobre nuestra propia actitud frente a la verdad, frente a Dios, frente a los demás. ¿Estamos dispuestos a humillarnos, a bajar del árbol de nuestra soberbia y de nuestros propios intereses, para encontrarnos con Jesús? ¿Estamos abiertos a la transformación que solo Él puede ofrecer? ¿Estamos dispuestos a compartir la buena noticia de la salvación con alegría y sin vacilación?

Tres hermosas actitudes de Zaqueo

La historia de Zaqueo nos muestra tres hermosas actitudes que podemos imitar en nuestra propia vida:

  1. Deja correr los tinglados del poder . El poder puede ser una trampa, una ilusión que nos lleva a la soberbia y al aislamiento. Zaqueo se libera del poder para encontrarse con la verdad y la vida.
  2. Baja encantado . La alegría, la paz y la felicidad son frutos del encuentro con Jesús. Zaqueo, al recibir a Jesús en su casa, encuentra la alegría y la satisfacción que no tenía antes.
  3. Recibe a Jesús en su casa . La casa es un espacio de acogida, de confianza, de intimidad. Zaqueo abre las puertas de su casa a Jesús, dando paso a la transformación y a la salvación.

En el Evangelio de hoy, Jesús busca y salva lo que está perdido. Cada uno de nosotros, en algún momento de nuestra vida, hemos sido como Zaqueo, perdidos en el camino, buscando la verdad, anhelando la salvación. El Señor nos espera, con compasión y amor, para levantarnos, para guiarnos, para transformar nuestras vidas.

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